domingo, 29 de enero de 2023

LAS COSAS DEL CACHORRO

Es curioso, pero hasta en nuestra propia formación hay quien no sabe que allá por los años 80 acompañamos al Crucificado emblema de Triana.
Nuestra relación con Ël ha sido de lo más variopinta y parece que siempre nos estuvo poniendo a prueba. En la última ocasión que tocamos delante suya, antes del concierto de este viernes, fue en 2010. Y ocurrió que en el momento en el que íbamos a comenzar el concierto, por causas desconocidas, se fue la luz. Ante la imposibilidad de tocar en el interior de la Basílica, dimos el concierto en la puerta y cuentan los que estuvieron en el interior de la capilla que fue mágico presenciar al Cristo de la Expiración alumbrado solo por unas velas, mientras la banda sonaba de fondo.
No queda ahí la cosa. Puedo decir sin temor a equivocarme que donde peor lo he pasado en mis más de cuarenta años de músico, ha sido detrás de su paso. Fué en los años 80 en una Semana Santa lluviosa y rara donde ocurrió lo que paso a narraros: Por aquél entonces acompañábamos también al Cristo de la Exaltación de Santa Catalina. Como digo el tiempo ese año nos jugó una mala pasada y llegando el paso a la Catedral comenzó a llover y decidieron quedarse allí ante el temor que las imágenes se dañaran. Llegado el Viernes Santo, cuando íbamos con el Cachorro a la altura de la Magdalena, nos ocurrió lo mismo y la Cofradía optó por refugiarse en dicha Iglesia.
Hasta aquí todo normal...lo bueno vendría a partir del siguiente día. Así el Sábado Santo, Los Caballos decide hacer el regreso a su capilla en esa tarde y así acompañamos al Cristo hasta bien entrada la noche. De allí nos fuímos a la Casa Hermandad de Jesús Despojado a tomarnos un bocadillo porque teníamos que acompañar al Señor de la Resurrección que, como ya sabéis, salía de madrugada. La cosa no termina ahí, porque la cofradía del Cachorro decide que ese Domingo de Resurrección haría el regreso a su Capilla...y así sin prisas pero sin pausa, empalmamos nuestra tercera Cofradía.
Para una banda de las de hoy día esto sería un poco duro, pero con la cantidad de componentes que las nutren, sería más llevadero. Estamos hablando de los ochenta, donde las formaciones rara vez llegaban a los 60 o 70 componenentes... La vuelta del Cachorro fue un verdadero show. Los componentes iban cayendo como moscas a medida que pasaban las horas, hasta tal punto que, en la entrada, quedaríamos unos 35.
De todo también hay que sacar lecturas positivas, durante toda la calle Castilla varios compañeros de Cigarreras iban alrededor de la banda animándonos a cada marcha que tocábamos y nos dieron alas para llegar. Hay que tener en cuenta también que éramos unos niños, quizás los mayores rozaban los veinte años, no más.
Otro apunte curioso fue el repertorio de aquella vuelta. El Cachorro siempre limitaba nuestras marchas y vetaba aquellas que consideraba "alegres". En aquellos años dichas marchas eran aquellas que tenían más ritmo, tipo Virgen de las Angustias etc. Pues aquél día, todo fue salir el Señor de la Iglesia de la Magdalena, se nos acerca el Hermano Mayor y nos dice:"Es el día de la Resurrección del Señor, la Semana Santa ya ha pasado, tocad vuestro repertorio" y así sonó "Pasa la Virgen del Refugio" y la Plaza se vino abajo...
Hasta la forma de terminar la relación con esta Hermandad fue rocambolesca, cuando deciden traer una banda de Valdemoro que fue un auténtico fiasco y que quien la contrató creía que eran los herederos de Eritaña, cuando en realidad era una banda militar de desfiles y armas al hombro... Este viernes nuevamente nos pusiste a prueba, en esta ocasión con un frío horroroso que nos ha dejado secuelas a algunos y con una capilla en la que no cabíamos.
De todas estas batallitas que os cuento, solo quedan dos supervivientes. Don Rafael Cuesta y un servidor, que aparecemos en esta foto a las plantas del Señor. No me siento viejo, me siento afortunado...

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