Los orígenes

Era complicado elegir un tema para abrir este blog. Inedudiblemente, aunque no espero hacer un espacio que se dedique sólo a la Semana Santa, está claro que ésta ocupará gran parte de él, ya que es parte de mi pasado, de mi presente y de una forma u otra, lo será de mi futuro, al ser algo intrínseco en mi persona.

Dicho todo esto, mi primera aportación es para acordarme de mis orígenes, del principio de toda esta bendita locura. Es por ello que he elegido esta foto. Quizás la que más me gusta, la que mejores recuerdos me trae por lo que ella contiene y por lo que representa.



Corría el año de 1981 cuando un servidor, ese niño que se ve tras el maestro  Enrique Baena en el centro de la fotografía, se vestía por primera vez de músico en Semana Santa.
No acompañábamos ningún paso. Abríamos el cortejo de nuestra Hermandad, San Benito, delante de su Cruz de guía. Describir lo que sentí ese día es tan imposible como narrar lo que sentí cuando vi nacer a mi hijo. Para esas cosas no hay palabras, porque los sentimientos no se escriben, se perciben.

Y Sevilla, con esa magia que te enamora te envuelve y te absorbe, hizo el resto...Ese resto se resume en que treinta años después, este loco enamorado de tí sigue ahí, desfilando por tus calles.

Quizás no tenga la ilusión del primer día, pero sí he aprendido a quererte de otra forma...con tus virtudes y tus defectos. Y a quedarme sólo con lo que verdaderamente me importa; los detalles... Esos que para muchos pasan inadvertidos pero que para mí hace que el estar un año ensayando, tenga sentido.

Qué suerte ser de tí hijo...